«El problema lo tienes tú; haber pensado en ti». Esto le contestó el jefe cuando él entró casi llorando al despacho y, desde el otro lado de la mesa preguntaba qué había hecho mal para que nada se le reconociera y todo se le reprochara. Para no haber recogido ni uno solo de los beneficios resultado de su esfuerzo callado por el bien del departamento. «Mírame a mí», sonrió ufano, «y déjate de niñerías».
Leo hoy a Cuartango hablar de la desafección del pueblo con las élites mangutas que lo tienen jodido. Unas élites que son las mismas de antes de la crisis y que ni la previeron, ni la gestionaron adecuadamente ni ahora se dejan extirpar, como buen tumor. Porque han hecho metástasis en nosotros. Sigue leyendo