No usen mi periodismo para odiarse

ALBERTO D. PRIETO

Empiezo a estar hasta el gorro de la pandemia de odiadores. Cada día, al ponerme a trabajar, me digo que no quiero llegar el primero sino contar la verdad. Pero el coronavirus y los abusadores me están esperando. Para usarme.

Me dedico a hacer periodismo político en un periódico, lo que me hace pasar el día entre intoxicaciones de unos y otros, interesados en desgastar al rival. No saben ustedes las ganas que dan de publicar lo primero que te cuentan. Muchas veces son títulos tremendos, pinchazos asegurados, crisis de Gobierno para petarlo, oposiciones que se desmoronan por mirar más el número de minutos de tele que los de la curva en vertical… pero haces otra llamada y la cosa empieza a matizarse.

En el día a día, ése que conocíamos hasta hace tres semanas (o menos, ya perdí la cuenta), tirarse a la piscina importaba poco. Si cuando era en papel las exclusivas de un día envolvían el pescado del siguiente, en la era web hasta te podías corregir mañana, cambiar un verbo, incluir un párrafo… o incluso despublicar lo errado. Era casi un juego. Y aun así, todos tratábamos de hacer bien lo que sabemos: contar lo que pasa.

Hoy, en el día a día de hoy -el del estado de alarma-, me repito y repito a los míos: «Lleguemos tarde, pero siempre certeros, verdad contrastada, prudencia, que ahora informamos sobre el desfiladero de la vida, y un paso en falso cuesta cadáveres, angustias y miedos»… errores que hacen ruido y gastan energías que tocaría invertir en un bien superior a nuestra audiencia acumulada: la población uno a una, con nombres y apellidos, con cara y ojos.

Población sola. Aislada. Confinada. En cuarentena. Pero viva. No juguemos a ganar.

«Confían en nostros. Están encerrados. Somos sus ojos». Eso me digo. Eso les digo a los periodistas que lidero un par de días a la semana. Y les repito con insistencia: «Recordádmelo cuando me veáis que sucumbo al ansia«, al prurito idiota de sacar algo a portada antes que los demás, a la medalla fatua de tirar del SEO, pillar autoridad, ese falso significante que puso google a quienes acumulan usuarios unicos.

Digo que hago política. Y eso hace que publique piezas sobre ministros que se columpian, vicepresidentes que presionan, vicepresidentas que se contradicen, jefes de Gobierno que tapan con verborrea sus dudas.

Pero, ¿alimento a la bestia? Me da miedo a veces venderle un tema al director: tengo esto, hay división sobre qué hacer si pasa lo otro, unos quieren que sí y los de enfrente lo desean con avidez para ver cómo se estrella. Y titular por su bocaza: «Ya lo decía yo».

Porque publicar verdades hoy, en el mundo en el que estamos -coño- es darle combustible a las mentiras. Perseguir la noticia ahora significa alimentar el rumor. Controlar al poder, que era nuestra misión democrática, regala munición a los que desean el caos, la bulla y la confusión. Y no dejan pasar una.

Cuando tecleé www. por primera vez, hace 25 años o así, esto era un vergel sin orden, un paraíso del dato, una amalgama informe de voluntarios echando paladas de conocimiento a fondo perdido. Confiando todos ellos -idiotas- en que habían inventado la libertad definitiva. Virtual, pero total.

Hoy, enclaustrados en nuestra pantalla, esa ventana al mundo ya no es real, sino la quintaesencia del y tú más, de la puta que te parió y del abuso de la palabra. El contador del analytics nos mide páginas vistas, permanencia, rebote, conversión, usuarios, dispositivos, procedencia, spread, fidelidad, clicks en banners y cientos de zarandajas con un único objetivo: que la bestia siga cabalgando.

Y yo quiero parar. Porque peor que la bestia es quien saca moldes de sus huellas y los usa para desgarrarlo todo.

Oigan, este bichovirus nos ha metido a nosotros en casa y el miedo en el cuerpo del Gobierno. Pensaban hacer una legislatura chupiguay, con enfoque de género, la sazón picante de algún lío indepe, y unas cucharaditas de república. Y se han topado, chimpún, con la gestión sobrevenida de la primera edición del apocalipsis.

Y que yo publique que la vicepresidenta no puede ver al vicepresidente, que yo titule que el jefe del Ejecutivo es un mar de dudas, que yo entreviste al que sufre las consecuencias de una decisión gubernativa, todo eso, no significa que ustedes -manipuladores o manipulados- tengan derecho a usar mi trabajo para odiarse.

Elegimos a estos tipos para resolver problemas, es cierto. Pero que salga a la calle a chupar barandillas el primero que sepa cómo se para esta hecatombe.

No hicimos el periodismo, no me hice periodista para esto.

Arabia Saudí quiere a España en su revolución económica: “Turismo, ocio, infraestructuras y renovables”

Arabia Saudí

Mujeres saudies pasean por las calles de Riad, capital de Arabia Saudí. (Foto: ADP)

Hay miles de millones que ganar, la oportunidad es enorme. Ellos lo saben y están buscando inversores que, “siempre de la mano”, den la vuelta a su país. Y para eso piden la ayuda de España “en lo que ustedes son los mejores: el ocio, las infraestructuras, el turismo y las energías renovables”. Es la “Visión 2030” pero lo llaman «la Visión» que, así dicho, tiene algo de místico, de esotérico, de divino. La verdad revelada en Arabia Saudí, una monarquía teocrática —que es como se llama en el siglo XXI a esta dictadura absolutista de corte hereditario y, hasta hace poco, pongamos que medieval—, es que el modelo no se sostiene. Ni en lo económico ni en lo social. Y que para prevenir una revolución descontrolada, mejor una evolución controlada desde el poder. Sigue leyendo

¿Contenido relevante es contenido veraz? Facebook, Trump y las noticias falsas

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Donald Trump likes Facebook.

Algoritmo. Es una de las palabras de ese nuevo paradigma informativo que desde hace unos años nos rodea. El de Google, el de Twitter, el de Instagram, el de Facebook. El algoritmo le sirve a las grandes distribuidoras de información y contenidos para organizarse dentro de la inmensa amalgama de datos e informaciones que todos vertemos a la red.

En 1930, una persona avisada en Occidente recibía del orden de 50 impactos informativos al día: datos que encontraba en su periódico, en su programa de radio, en su trabajo. Hoy recibimos más de 5.000 estímulos diarios entre publicitarios, notificaciones de última hora, selección de contenidos, conexiones a las redes sociales…

Dicen los sociólogos, los estudiosos del big data, y toda la prensa con ellos,

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Jugar al parchís con Trotski en Cataluña

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En la resaca de las elecciones del 27-S Cataluña ha sido un ‘me como una y cuento veinte’. Un anuncio de que el parchís del independentismo iba a ser una partida larga en la que nunca ganarían los votantes a favor de la salida de España, sino el más listo moviendo sus fichas.
Balcón a balcón en Barcelona

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El ‘plan Schulz’ para la Europa de los refugiados

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ALBERTO D. PRIETO
El pasado mes de junio, Martin Schulz ya se confesaba «bastante escéptico» ante la posibilidad de que la Unión Europea fuera «capaz de dotarse de un mecanismo de solidaridad para afrontar la crisis de refugiados merecedor tal nombre». Aún no habíamos visto las imágenes de cientos de seres humanos tratando de entrar por las ventanas a los trenes en Macedonia, todavía no teníamos los vídeos de las cargas con gases lacrimógenos en Hungría. Petra Laszlo seguía teniendo trabajo porque nadie la había grabado su zancadilla a un padre de familia, y al pequeño Aylan Kurdi, sin él saberlo, le quedaban un par de meses de vida.

«Europa es capaz de resolverlo», confesaba el Sigue leyendo

El abuelo del bebé Ali

ALBERTO D. PRIETO

Dice el abuelo que cambiaría su vida por la del nieto. Y yo no lo comparto. ¿Para qué? ¿Qué vida cambias, abuelo? ¿Una de esperanza, siquiera? ¿Una de trabajo y esfuerzo con expectativas de ser recompensados? ¿Una vida de paz y prosperidad? ¿O una de odio, represalias, incomprensión y desconfianza?
Dice el abuelo que él no es un hombre violento. Y yo no lo comparto. ¿Por qué no? Si alrededor, sólo hay violencia. ¿No es ése el lenguaje que se habla en esas tierras? Famosas se hicieron incluso por ser el escenario del último dios al que se le haya dado muerte en la tierra, el único posterior a los mitos clásicos.

La violencia es la única respuesta humanamente comprensible cuando te toca en persona lidiar con el odio, la incomprensión, las represalias, la desesperanza, el desempleo sin expectativa, la ocupación, el encierro. Cuando no sólo bateas la injusticia en el día a día, sino que esta vez te ha tocado a ti, hombre de paz, enterrar un nieto bebé y rezar por una joven hija abrasada junto a un yerno y otro nieto. De cuatro años. Le amputaran las piernas, seguramente. Carbonizadas. Sigue leyendo

‘Charlie Hebdo’: viva la Europa de los derechos

ALBERTO D. PRIETO

Liberté, égalité, fraternité. Menaécées.

Liberté, égalité, fraternité… Menacées.

No me gustaCharlie Hebdo’. Me parecen ingeniosos, muy graciosos y enormes dibujantes. Pero no me gusta lo que hacen: ofenden. Aunque no lo hacen gratuitamente. No. Sus ofensas, al islam, a la religión católica, a los partidos políticos y hasta a Michael Jackson tienen un sentido: satirizar conductas humanas desde la perspectiva de que todo lo humano es criticable, y que todo lo criticable es satirizable. Porque la sátira es un tipo de crítica.

No me gustaCharlie Hebdo, y no habría comprado ninguno de sus números si fuese un francés más, porque pasar ante un quiosco para que me escupan Sigue leyendo

Israel y Palestina: ni a Dios le interesa esta paz (ni a Alá, ni a Yavéh)

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(c) ADPrieto

ALBERTO D. PRIETO
“¿Sabes por qué no nos atacan? Porque saben que los machacamos”.

Más o menos así, en traducción libre, se expresaba el teniente coronel, pecho hinchado, mentón hacia fuera, gafas de sol negras, sólo una semana antes del secuestro y asesinato de Eyal Yifrah, Gilad Shaar y Naftalí Fraenkel, los tres colonos, adolescentes, estudiantes, judíos, enemigos. Detonador de la última guerra en Tierra Santa.

Estábamos en un mirador en la frontera libanesa y el militar acababa de señalar, uno por uno, los pueblos que desde el otro lado, nos estaban apuntando Sigue leyendo

ni shalom ni salam

ALBERTO D. PRIETO

salam o shalom./
diente por diente/
ojo por ojo/
golpe a golpe/
muerto a muerto/
shalom salam.

El mejor vino de Israel

vINOS gOLAN

Cata en la bodega Golan Heighs Winery, en los anexionados Altos del Golán. | ADP

ALBERTO D. PRIETO
A este lado del río Jordán estan las mejores viñas de Israel, que importan cepas europeas y exportan unas 12 toneladas de vino judío a EEUU, Canadá, la UE… pero esta tierra era Siria hasta poco más de tres décadas. Entonces, en 1981, Israel decidió anexionarse su conquista de 14 años atrás. No se fiaba de Damasco y hoy celebra aquella decisión y la ruptura de sus negociaciones de 2007 con Asad, cuando todo indicaba que se aproximaba un acuerdo de paz con aquel régimen que debía significar el regreso de los Altos del Golán a Siria. Hoy, a la hostilidad siria hacia el país de los judíos se añade la guerra civil entre la dictadura de Asad, los rebeldes y los islamistas del ISIS. La bodega Golan Heighs Winery da trabajo a varios kibutz de la zona y emplea a decenas de lugareños de los 33 pueblos judíos en la región. No quieren oír de acuerdos de paz ni hablar de ello: toda su economía, el trabajo callado y tenaz de más de 30 años perdería sentido. Tendrían que irse y dejar atrás, como tantas veces otros judíos, la tierra dura trabajada con amor para sacarle fruto.

Publicado en EL MUNDO de la Tarde el 5septiembre2014

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